45 | Gracia natural(Serie: pequeños placeres) |
El vendedor era tan gracioso
que el cliente no pudo parar de reír para firmar el pedido.
El vendedor era tan gracioso
que su antiguo jefe mandó a otro a decirle que estaba despedido.
El vendedor era tan gracioso
que su nuevo jefe no pudo parar de reír para decirle que había sido elegido.
–Me sé un chiste –le dijo al que tenía delante en la cola del paro–.
¿Tiene cigarrillos sueltos?
–Sí.
–Átelos, porque se le van a escapar. Disculpe la broma. Déme veinte.
El parado era tan gracioso
que no pudo parar de reír para llenar el formulario.
El parado era tan gracioso
que el jefe de Delegación tuvo que sancionar al funcionario.
El parado era tan gracioso
que esa noche salió en Callejeros y en ...
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