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El adiós
983. Las personas, también los directivos, no somos solo mortalis [podemos morir], sino morituri [tenemos que morir]. Olvidar eso es imprudente. Sin embargo, muchos piensan que eso es para los demás.
984. Nada ve el hombre con más frecuencia que la muerte, escribió un clásico, y nada olvida el hombre con más frecuencia que la muerte. Eso nos sucede a todos, pero más a quienes tocan poder.
985. Olvidar el dato innegable de la personal desaparición daña a la organización, porque no se toman medidas para asegurar una sucesión no traumática.
986. Muchos son los implicados en el adiós del directivo: la organización, la familia (sobre todo los hijos), él mismo, etc. Hay que atender con previsión a todos los frentes. ...
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