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De la mala prensa del fracaso tiene gran parte de culpa la propia prensa. Nos enseñan que el fracaso es algo a evitar, que el fracaso minusvalora, que el fracaso es una tragedia... El problema es que el discurso oficial está fundamentado en una equivocación tras otra.
La primera equivocación en la que incurren los catedráticos del fracaso es confundirlo con el error, equivocación que resulta especialmente imperdonable si tenemos en cuenta que hasta el último de ellos insiste en la necesidad de diferenciar adecuadamente ambos conceptos y se cuida muy mucho de denunciar la confusión que sobre el particular demostramos los profanos en el tema.
Cuando diferenciamos dos cosas que no se parecen, ...
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